martes, 10 de octubre de 2017

De Szyszlo

Y morir así como De Szyszlo.
De a dos.
Sin esperar ninguno a ninguno.

Llegar cogidos de la mano,
con los ojos en blanco.
A esperar que decante la balanza.

Dejar al fin de oir ladridos de perros.
Dejar de ser un cóndor aterrado sobre los linderos de Lima.

Llegar exánime y a rastras,
y beber el vino de la victoria.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Canción de noche

Anoche soñé contigo.
Vestías de otoño y contigo Lima
No era noche de lluvia
No era noche fresca
Tus ojos encontraron los míos en un recodo

Anoche soñé contigo
Tus labios circundaron los míos
Era noche cerrada
Eras piel y malicia
Moldeamos la ciudad, convertidos en una lumbrera

Anoche me cantaste al oído
Con una melodía fortificante y creadora
Fuiste vida
Fuiste angustia
Derrumbaste mi alma y la construiste al descuido

martes, 26 de octubre de 2010

Y al final...nada

¿Qué lleva el viento sino murmullos de pasiones de esta vida heroica que de tanto golpe el temple forja y el alma agota?

¿Qué trae la mañana sino rezagos de una vida exhausta que a putadas avanza y que en la brega en menguar no piensa?

¿y el mundo?

¿Qué deja a tus pies; entonces, sino un puñado de historias inconclusas y una pila de recuerdos minuciosamente guardados con orgullo?

miércoles, 10 de febrero de 2010

Contigo (antes de irme)

Llenaré de pétalos de flores tus bolsillos
que te recuerden que hoy no vas conmigo
para que te canten con aromas las canciones
que por la noche les susurré al oído

Te dejaré un te quiero escrito dentro de tu libro
que te dibuje una sonrisa cuando lo veas
para que sepas que morí cuando no estuviste a mi lado
y recuerdes que siempre pensé en ti más de lo debido

Esperaré por ti sobre la almohada
convertido en charco de lágrimas
para que bebas de ellas al dormirte
sabiendo que estuve ahí antes de irme.

Cadáver

Me senté a esperar a ver que llegaba primero:

algún rayo de sol

el viejo tren del centro

un par de huellas.

Y aquí esperando me cayó la primavera.

No me cautivaron más sus flores

ni sus prisas

ni sus olores

ni las putas dudas de esta vida ligera.

Seguiré esperando a ver si encuentras mi cadáver en tu cartera.

miércoles, 6 de enero de 2010

Laberinto

Soñé distinto
Un laberinto
Y viéndole a los ojos
entendí que ya había estado allí en otro tiempo

Despierto helado
Hipnotizado
Perseguido por la sombra
Fui tramando convertirme en amuleto de sus ritos

Es tan leve, esa señal,
leve, como el pulsar
De esos labios pálidos que hacen soñar
Irreal

Placer del mundo
Voyage sin rumbo
Fui perdiendo el pudor
En un viaje azul entre escombros y atómicas estrellas

Fin del camino
Un laberinto
Hoy al mundo cierto
le hemos arrancado un suspiro de ese efímero momento

Es tan leve, esa señal,
leve, como la sal
De esos dedos largos que hagan soñar
Irreal

Un laberinto
Irreal

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Nada ha cambiado

Devaneo con el alma a rastras por las calles de Lima:
por las mismas aceras y las mismas esquinas
están las mismas vilezas, las mismas burlas mezquinas
hago el mismo cansado recorrido de aquellos - ahora lejanos - días.

Miró con recelo la puerta de la que fue tu casa
cuento los pasos que me llevan a la avenida
Nada ha cambiado. Tan solo ya no estamos
ni tu del otro lado ni yo esperándote en la vereda.

Los ecos que devuelve la calle me parecen tan familiares
algunos volvieron cargados de vívidas imágenes
y ese último me llegó con tu aroma corporal
que maldita sea, nunca pude olvidar.

Arañé tu puerta más que por placer, por no dejar
y seguí el angustioso recorrido por esta nueva ciudad
entre el delirio de sentirme ahora, por unos instantes, solo
y con la puta idea de no saber qué quiero encontrar.

martes, 12 de mayo de 2009

Ciudad Enferma

Ciudad enferma
Entrevero de taras y manías
Envuelta en grisáceas sedas
Refugio de piratas y rameras.


Ciudad endiablada
Hogar de Virgilio
Deambulada por cuerpos y ya no vida
Extraña y alegórica ciudad en trance.

Ciudad en coma
Intentas envenenar mi alma para llevártela contigo
Intentarás tragarme con tus fauces devoradoras
Ciudad exánime. No te mueras nunca.


Ciudad agónica
Ciudad enferma
Coleccionista de vilezas y gente estúpida
Ciudad de mierda.

viernes, 27 de marzo de 2009

En caída

Estás triste.
Estás triste y desnuda.
Solo piensas en la larga noche a solas y rompes a llorar.
¿Estás triste?
¿O solo es la resaca?

domingo, 7 de diciembre de 2008

Abrazado a ti (Noche)

Noche madre.
Noche vida.
Noche interminable y eterna.
Noche húmeda.
Noche desnuda.
Noche silente.
Noche sin luna.
Noche íntegra.
Noche perfecta.
Noche contigo.
Noche de amores.
Noche en soledad.
Noche en soledad y contigo.
Noche austera.
Noche de continua búsqueda.
Noche meditando.
Noche siendo tuyo.
Noche de poemas.
Noche en colores.
Noche con luna que espejea.
Noche sin ti y pensando en ti.
Noche de octubre.
Noche trascendiendo.
Noche leyendo a Dostoievsky.

martes, 25 de noviembre de 2008

Yo

Podría romper el silencio y lanzarme al sendero de tu vanidad,
mas prefiero ser reflejo en tus ojos o
sombra tenue que tremola sobre ti.
¿Qué piensas ahora?

No es el mar que tanto ansias;
ni la blanca espuma que rodea tus andares.
No el canto de un despistado tordillo;
ni la tenacidad del, a veces, injusto tiempo.

Soy yo.
He vuelto para abrirme paso en tu incertidumbre y
dejar mis huellas sobre las tuyas.
Para buscar la trascendencia.

Veo titilar mil perlas negras.
Es noche cerrada, pero puedo verlas.
Me inclino bajo tu estropeado manto y
veo mis estropeadas ropas.

No es suficiente creer en el sino;
ni que caigamos en viejos vicios.
No partiré a pregonar tus temores,
pues ya tengo bastante con los míos.

Permíteme ser como los demás.
Dejaré mis huellas donde puedas verlas.
Acabaré con nuestros orgullos.
Vestiré de negro y me sentaré a esperar.

martes, 11 de noviembre de 2008

Lima

Lima. Desnuda, presente, dispuesta.
Como tantas otras veces.
Con el sol acariciando su frágil piel y
sombreando, de a pocos, sus calles;
con la inagotable pasión del artista certero,
que con pinceladas lastimeras,
arranca profundos matices a tu evolutivo lienzo.

Lima. La tantas veces entristecida Lima.
No es la plaza o la calle lo que de ti adoro,
sino esa forma de regalarme tu inmensa soledad;
de permitirme trascender en la trama de tus carnes
con mi efímera y estúpida historia individual;
de ser sangre y agua de tu costado
y de negarte, tres veces o más.

Amanece Lima.
Con un adormilado cóndor sobrevolando tus linderos,
oteando curioso por la rendija de alguna ventana,
mintiéndose a sí mismo sobre su fabulosa importancia.
Con una obcecada masa que va y viene
sin darse cuenta que la vida es un hálito.
Amanece ya. Lima. Vuelve a despertar.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Sol de primavera

Guarda en su libreta un poema raro,
no sabe el significado, mas sabe que de ella habla,
Ella lo atesora mas que a nada
y de los ojos curiosos, lo mantiene alejado.

Lee mil veces, inquieta, bajo el medroso sol de primavera,
postrada en un lecho de hojas y tallos silvestres.
Cierra los ojos con lágrimas, al sentir grandísima el alma,
y al ver su ropa nívea, tal como dicen las líneas.

Nunca ha bailado "Dama eterna", pero intuye la melodía,
es tan discreta y suave, como el alegre siseo del viento
en los manglares, juncales y setos.
Sostiene mi mano y danza desnuda, hasta caer rendida.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Entre mis brazos

¿Podemos permanecer así hasta que el mundo se acabe? - pregunté
Ella sonrió, besó mis labios y siguió durmiendo.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Amapola

Llevas el color del nacimiento del mundo prendido en la solapa,
y yo, tan efímero y humano, me inclino ante tu entereza.
Hoy me encuentras algo frágil y con el alma afligida,
permite que me enrede en tus brazos y me arrulle con tu aroma.

Dame bella princesa, algo de tu embriagante veneno,
deja que se adormile mi alma de pensamientos y sueños,
Cuando despierte complacido, me recibirá el desfalleciente mundo,
y yo te buscaré, perdido de amor, Amapola mía.

martes, 9 de septiembre de 2008

Confidencia (hojas caídas)

Noche buscando tu esencia,
bebiéndome a tragos los minutos,
respirando y resoplando.

Se que aún no estas perdida;
que puedo sanar contigo y
lamer tus heridas.

Enciendo un cigarro e intento recordar.
Se que no te has ido.
Solo estás tan confundida como yo,

¿Sabes que sufro y que a nadie le importa?
Tal vez pido demasiado, amor, tal vez ya estemos muertos.
¿Y sino? Algo se podrá arreglar.

O quizás sea mejor que nos quedemos desnudos como al principio,
Sin ropas. Sin carne. Solo alma.
Nos podremos sentar a ver la mañana, bajo el ombú que te ama tanto
o simplemente a contarnos confidencias y a ver caer las hojas.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Viajar

Sin tomar el tiempo
Sin contar farolas
Sin llamar la atención

El mundo girando
Lenta y plácidamente
Testigo risueño y paciente

El mundo se mueve
La gente vive en tinieblas
Yo solo observo

El aleteo de una libélula
Me abstrae
Creo comprender el porqué estoy viajando

El mundo se esconde
En sus propios laberintos
Yo no lo entiendo.

A Eleonor

Tiempos extraños por los que deambulo,
noches de insomnio oteando el cuarteado cielo
con la sangre seca entre los dedos y el maldito desgano.
Sobre la mesa: lances de feria, mujeres y viajes sin rumbo fijo.

Pienso en sus ojos llenos de amor e inocencia,
en las confidentes estrellas y la luna.
Hace frío.
Cierro los ojos por un momento y veo su rostro.

Inclino la cabeza con cortesía y escribo sobre un trozo de papel:
"La noche era sucedida por el día. Ella esperaba con ansias los primeros rayos de sol, sonriente, siempre sonriente, con esa fragilidad que la hacía aún más bella"

Me duele la tristeza de su mirada.
Quizás sea tiempo.

lunes, 25 de agosto de 2008

Humanos

La arena hería nuestra piel desnuda,
éramos más que piel y carne nueva.

El mar lamía nuestros pies y tu reías.
Fueron días sin palabras.

Yo dormía en tu pecho
y nos despertaban los rizos del viento

Eran días sin relojes, desprovistos de ataduras.
Solo éramos tu, yo y el dios de turno que nos bendecía con su mano franca

A veces rompimos estúpidamente el silencio para decirnos te amo.

Humanos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Pinceladas

Descalzo sobre la hierba que adorna la campiña
envuelto en sueños de madreselvas y jazmines
miraba el cielo azul que aquella tarde parecía más azul que nunca.
Sentada frente a mi, bajo un arbusto silvestre, estaba ella.

Nada era comparable en belleza a ese momento
ni los paisajes del durmiente de Figueres,
ni el inocente trazo de los Señores de Altamira
eran trazos, luces y pinceladas precisas.

Ella era la diosa en la tierra.
Tenía la mirada dulce de una niña,
la deliciosa cadencia de reina.
Severa. Inocente. Bella.

Vestida en traje de hojas de árnica y cardencha;
adornada de pétalos de amapola, su corona
Posó sus dedos en mis labios y no pude articular palabra.
Quedé atrapado en su mirada. Me llevó con ella.

martes, 12 de agosto de 2008

Caminando

El mundo se abría ante nuestros ojos y aún éramos inocentes.
Hicimos un nudo con nuestras manos y seguimos andando.

No hay manera (vencido)

Salpicado hasta el cuello por la lluvia
a veces desvariando
a veces en penumbras, confundido
he visto llover tanto y tan seguido.

Impávido. Con el corazón aterido.
Son las sombras que se posan delante de mi
las que me hacen pensar en el vacío
las que me envuelven con su puto frío.

Bajo mis pies: el mismo charco
lágrimas y sangre, mezcladas con barro
lágrimas de tanto llanto amargo
el barro que arrastro del camino.

No hay manera.
No hay manera.
Esta vez he perdido.
Se que el mundo me ha vencido.

lunes, 21 de julio de 2008

Elegía entre tus brazos

Llevo tu pelo revuelto sobre mi pecho abierto,
veo tus alas haciendo surcos en el aire,
delineo tu geografía salvaje en mi mente,
y trato de mantener la calma.

Me extiendes tu mano cálida y franca,
no me permites divagar más de lo acordado,
albergas mi pecho con la serenidad del tuyo,
y las heridas, las sanas con tus lágrimas.

El brillo de tu corona ilumina mis ojos,
envuelve nuestra figura en aromas y colores;
celebrando a las serpeantes danzas que acompasan
la rara elegía de nuestro universo.

miércoles, 16 de julio de 2008

¿Qué hago entonces?

Ella me observó a través de la ventana, durante unos segundos.
¿Qué hago entonces? - le dije
Puedes empezar por olvidarme - concluyó.

sábado, 12 de julio de 2008

Muertos

Se quedaron mis palabras sin respuesta,
como hojas de árbol, arrancadas por el viento,
meciéndose en la bruma, sobre mis pies,
dando tumbos de un lado a otro.

Se quedaron convertidas en agonía,
martillando entre mis sufridas sienes,
estrofas de mi propio réquiem,
epitafio esculpido de las palabras de mi nombre.

La noche llora ante nosotros su desventura.
No habrán más risas, llantos y promesas.
La luz de los ojos se irá desvaneciendo,
en difusos atisbos, sin mañana.

lunes, 7 de julio de 2008

Ojos en llamas

Cruzamos miradas.
Me imagino entre sus brazos.
Teniéndola en mi vida.

Sonrisa furtiva.
Pienso en su pecho firme y sus hermosas piernas.
En la no vuelta atrás.

Muerde sus labios.
Me mira con los ojos en llamas y abre la ventana.
Hay tiempo para el juego eterno de las dudas.

Disfruto su pelo suelto.
La gracia de su caminar sereno y fiero.
Su aroma corporal.

El viento sopla.
Quiere arrebatarme la magia.
Cierro la ventana y sonrío.

viernes, 27 de junio de 2008

Instante

Obra

Sus ojos miran la ventana entreabierta,
yacen iluminados por el sol de la mañana.
Vestidas de amaranto, las paredes sirven de marco perfecto.

Amores

Es efímera la vida y hay tanto que decir.
Un ave silba mientras observa.
La luz muerta es difusa.

Suspiro.

Ella mira agónica.
El viento mece las sombras.
Ya no escribas más, Dios.
Déjame amar el momento.

miércoles, 18 de junio de 2008

Sin Narda

¿Dónde estás Narda?
Ayer no llamaste y hoy tampoco lo harás.
Encontré los vestidos que dejaste,
huelo cada pliegue de sus telas y siento,
que tú olor casi me ha abandonado.

La radio toca una de esas canciones nuestras,
sobre noches largas y sobrecogedoras.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos,
y quisiera tomar tú mano, para darme valor.
La diáfana noche se abre paso.

Enciendo el último cigarro.
El humo se desliza lento por mi garganta.
Se que disfrutabas viendo cómo me quebraba, en mi locura.
Apretabas mi mano y acomodabas mis cabellos.
Eras mi mundo.

Vuelvo la mirada a una de tus fotos,
me miras con esa sonrisa discreta, que sabes regalarme.
Miro mi rostro en el espejo y lamento el espectáculo.
Traigo encima una maraña de cenizas, historias y llanto.
Narda ¿qué me está pasando?

Epílogo errado

Tú de pié, frente al espejo, mirándome.
Cúmulo de felicidad y angustia.

lunes, 9 de junio de 2008

Lluvias, torpezas y amores.

De vuelta a casa miraba las calles, los coches, la gente y uno que otro indigente; todo esto lo hacía mientras recreaba en mi cerebro las conversaciones inconclusas sobre el pertenecer y lo efímero de la vida.
No hallé respuestas. La verdad es que por ahora no las busco; poco me interesan.

Veo la lluvia rebotar en las hojas de los árboles y la tenue luz que ilumina el parque y solo pienso en ti: en los gratos caminos andados y desandados; en las veces que me has besado, en los muchos portales que cruzamos; en las febriles caricias que nos regalábamos; en tu mirada franca; y en todas las palabras de amor que no nos cansaba decirnos al oído.

Con todo esto, pienso nuevamente en las preguntas: si quisiera encontrar respuestas, tendría que empezar por dejar de sentir esa pertenencia que tengo en ti y tendría que aprender a no angustiarme por la ausencia que procede a la muerte.
Y eso es más que imposible.

Aún veo como las gotas caen desde lo alto y humedecen los vidrios de la ventana; a un gato acechando a las palomas; una farola quemada en el medio del parque; y también veo tu mano puesta sobre la mía. Se que es el instante más propicio para decirte algo al oído, pero se que los años me han vuelto torpe y que lo más probable es que eche a perder la belleza del momento. Te miro a los ojos, te sonrío y no encuentro las palabras para decirte te amo.

domingo, 8 de junio de 2008

Epílogo frustrado

Huellas borradas por una noche sin forma,
o por las formas sin nombre de un amanecer cautivo.
Huellas borradas por tu angustiante y pálida espalda;
y de pálidas mañanas enredado entre tus piernas.

Huellas borradas en la noche, mientras oteaba en la bruma,
o remando y oteando hacia tus costas, envuelto por ella.
Huellas borradas de una vida de tabaco, bares y poemas,
y poemas escritos sobre ti, sobre ti y sobre ti.

jueves, 5 de junio de 2008

Teorema

Luz derramada sobre tu cuerpo desnudo.
Luz y sombras sobre tus hombros.
Luz sobre tus muslos.
Luz en tus labios y bordeando tu sonrisa.
Luz sobre tu brazo pálido y el otro en sombras.
Luz en tu cuello, tus rodillas y tu vientre.
Luz que desnuda sombras en tu cuerpo.
Luz que ilumina tu sexo.
Luz con la que flagran tus pezones erguidos.
Luz que se detiene en tu ombligo y vuelve a recorrerte.
Luz que entra y sale de tu boca.
Luz en la que habitas cuando las sombras se esconden.
Luz de la que he bebido antes de perderme.
Luz que ha iluminado mis ratos decadentes.
Luz de estío.
Luz de invierno.
Luz, brillo y reflejos; que dan matices a tu alma.
Luz en tu cabello.
Luz a la que siempre vuelvo: ciego, roto y herido.
Luz que me devuelve el suspiro.
Luz de la poesía eterna.
Luz que hizo a Dalí en Gala.
Luz de mis ojos devorando tus entrañas.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La partida

Se levantó una polvareda ante nosotros y creímos que era algo normal, cosa de todos los días. Me cubrí el rostro con ambas manos y esperé a que la ventisca termine de interrumpir nuestra conversación, pero el polvoriento viento demoró buen rato en dejarnos en paz.
Ángela se terminó por aburrir y partió para casa; lo mismo hicieron Felipe y Cristina.
Solo quedamos Carola y yo: sentados en la banqueta del parque, chinos de risa, y sobándonos los ojos.

Carola es la única mujer que me tiene paciencia y que me dirige la misma mirada febril, desde que la conocí.

Fumamos un cigarrillo a medias y empezamos a torturarnos el cerebro con fantasía, literatura y obras de arte; ella decía: "qué difícil es entender a Dali" y yo le respondía: "más difícil es pintar cómo él".

Es muy extraño. Ella sabe que la amo y yo se que ella me ama, pero por esas estupideces de la vida, orgullos infantiles y temores, que ni siquiera entendemos; ninguno se anima a dar un paso adelante. Nos hemos besado demasiadas veces y hemos dormido juntos otras tantas, pero no hablamos de eso. Ella se casará en junio, yo la acompañaré a la iglesia, y luego a lo mío: acabaré una pintura en la que no logro darle el matiz, que me place, al mar; terminaré de empacar las pocas cosas que me quedan; y me sentaré a esperar, acompañado por el puto invierno, los tres malditos meses que faltan para largarme a Helsinki.

Hacía mucho frío y decidimos dar una última vuelta al parque. Encendimos otro cigarrillo - ella cubrió mis manos con las suyas para que el último fósforo no se apague - cortamos unas ramitas de jazmín, y caminamos en silencio, cogidos de la mano.
Llegamos a la puerta de su casa y aunque me opuse a principio, terminé por ingresar a la sala. Carola me abrazó y lloró en mi hombro, durante diez largos minutos; luego me besó y entre balbuceos alcanzó a decir: te amo.

Las cosas que a uno se le ocurren en esos momentos de estrés: pensaba que en Helsinki nadie nos encontraría y que nos las podíamos arreglar en esa lejana ciudad. Carola me conocía demasiado y adivinó mis pensamientos, y se rió conmigo; entre mis brazos.

Vamos - le dije - ayúdame con la pintura y larguémonos de aquí.

jueves, 15 de mayo de 2008

Ellos

Vestía suéter rosa y minifalda, pero entre mis brazos la sentía desnuda y eterna.
Sus ojos brillaban frente a los míos; sus labios temblaban suplicando un beso; su cuello era suave como la seda y dulce como la miel; y llevaba impregnada en su cuerpo la más rara y embriagante fragancia que he olido. ¡Cómo la amaba! ¡Cómo la amo!

Llevaba un bluejean y una camisa a cuadros y abrazándola me sentía pequeño.
Mis ojos miraban su alma; mis labios temblaban con los suyos; mis labios bebían de su cuello; y yo me perdía entre sus olores y sabores. ¡Cómo nos amábamos! ¡Cómo nos amamos!

Vestíamos solamente nuestros cuerpos: delgados, sinceros e inocentes.
La música de la naturaleza absorbía el bullicio de la ciudad y entonaba cálidas melodías; el sol sonreía confidente; el viento ululaba baladas plagadas de rocío; nosotros pintábamos con la intensidad de nuestros amores, los días bendecidos por el dios de los hombres.

lunes, 12 de mayo de 2008

Previo al epílogo

Limpié mis gafas, acomodé mi cabello y la miré.
Apretó su cuerpo al mio. Su pecho latía más rápido que nunca.
Deslicé mis dedos por su cuello. Ella intentó besar mis labios y no la dejé.
Acaricié sus blancas y largas manos.
Sequé sus lágrimas y me fui.

viernes, 2 de mayo de 2008

¿Y los demás? ¿se habrán muerto?

Estamos aquí, frente al valle que me vio nacer, crecer y perder; todo el encanto de la vida.
¿Ves que nada a cambiado?
Todo está en su lugar: las mismas farolas, los mismos viejos y hasta el viejo árbol donde meábamos cuando éramos niños.
Las calles no han cambiado nada. El olor a tierra seca, las veredas rotas y el mismo vidrio agujereado por un perdigón.

¿Sabes qué ha cambiado?
Nada.
Seguimos siendo los mismos niños estúpidos.
Usamos las mismas frases.
Nos ufanamos de las mismas cosas.
Lloramos por las mismas mujeres.

Aún recuerdo el olor de su perfume, pero ya no me interesa.
Aún conservo sus cartas y una foto en color. ¡Qué estúpida la veo ahora!
Lo que si recuerdo con aprecio, fue el día en que se fue y sin despedirse.
La lloré un par de noches...no, esto es mentira, esto es retórica.
¿Quién puede echar una lágrima por una mujer a quien nunca amó?

Y de nuevo aquí, pateando lo pateado.
Abro con cautela una pequeña caja de recuerdos (y es pequeña porque ya me deshice de enormes cantidades de cursilerías).
No hay fotos mías. No hay fotos tuyas.
Un boleto de micro. Unas entradas del zoológico.
Y un trozo de muro; del que tumbaron.

Enciendo una pipa. Que agradable sabor.
Regreso a la vida, vuelvo a ti, con el mismo desencanto por la vida.
Reviso mis recuerdos: Tu y yo paseando en la bici; tu y yo pensando que era imposible; tu y yo cagándonos de risa; tu y yo en la playa; tu y yo haciendo el amor; tu y yo; tu y yo; y diez mil túes y yoes, más.
Valió la pena ¿verdad?
Yo no me arrepiento de nada.

El valle ya no es cálido, como nunca lo fue la vida.
Las cosas nunca cambiaron, solo se integraron.
Los recuerdos no los conservé por algo en especial: solo los almacené para luego echarlos.
No nos queda nada. No nos trajimos nada
Pasamos, volvimos, crecimos y nos integramos.
Es como una puta película, proyectada en negro y blanco.

¿Viste mujer?
Canas y más canas.
Se nos pasa la vida y no desistimos.
Peleamos por lo mismo, pero cada uno a su manera.
Mientras quede alma dentro del cuerpo, así será.
¿Y los demás? ¿se habrán muerto?

miércoles, 23 de abril de 2008

Epílogo (tercera parte)

La miré a los ojos con recelo y le dije: "Creo que nos va a faltar vida para terminar de amarnos".

Ella no respondió, siguió mirando el amanecer, pero su respiración, ahora, era profunda.

Epílogo (segunda parte)

Una flor arrancada de tallo.
Pero no cualquier flor, sino mí flor.
Esa era ella, la dueña de mis pensamientos.

No me cansaba de ver su pecho, mientras oía su voz.
Nunca me cansé de ver el brillo de mis ojos, en los suyos.

Era mi flor - y sí que lo era.
Yo la había escogido en un campo de flores,
y aunque ella se creía liebre entre liebres,
para mi era la más bella.

miércoles, 9 de abril de 2008

Era ella

Era ella, de piel morena, siempre oliendo a helecho, alhelí y azahar; de mirada radiante y amable entrecejo. Así era ella. Así, al menos, la recuerdan mis labios y mi cuerpo.

Nunca me cansé de verla sonreír. Nunca me cansé de ver las ondas de su cabello moreno. Siempre ella: tan valiente, severa y generosa. Así era ella. Así, al menos, la recuerda mi pecho y mi alma.

Antes del alba; durante el estío; en los diluvios de enero; allí estaba ella, para ver mi incierto paso y reír conmigo. Y durante mis noches agónicas de alegría, era ella, quien de verbo menguaba mi desconsuelo.

Fuimos maraña de sarmiento y madreselva; y nos volvimos ascua en la hoguera de nuestros cuerpos. Mis labios volvieron tantas veces a su pecho; como mis sedientos ojos, a su mirada.
Era ella: giralda de mis días y dríada de mis noches.

Muchas veces mis labios intentaron decirle que la amaba, pero solo musitaron torpeza. Y Malva, perfecta como era, solo reía y yo con ella.

martes, 1 de abril de 2008

Pícaro

¡Hey! ¡Pequeño bribón! ¡amante de esbirros! ¡bellaco de domingo!
No creerás que caeré en tus sucios engaños.
Sabes que mi ojo no pierde a tu mano.
¿Habéis venido a buscar a Juan Diego, el iletrado?
Salió por la huerta de Punta Rosada, cantando y silbando. No se le ha visto más.

¿Quieres jugar el pellejo? Hoy habrá tarde de azar.
¡Apuesto dos monedas a que no sales bien librado de la faena!
¿Qué dices granuja de burdeles?
Te esperaré en lo de Amado, hoy pagaré por tu destino.
No demores, que es mejor perder la vida de día, que se la lleva Dios y no el diablo.

¡Hey, Nark! ¡Sí vendrá el zafio retador!
¡Preparen la mesa y ordenen los cubiletes!
Juro por la madre que me parió que de esta mesa solo saldrá vivo uno de los dos.
¡Miren! Ahí viene el embustero trocador.
Antes que piense este premio es mío, se llevará un palmo de acero.

El pequeño tunante - de raras facciones y rara piel - lanzó los dados al aire. Los dados dieron bote sobre la mesa y mostraron cinco hermosas picas.
Lendar se rascó la cabeza algo inseguro, no había marcha atrás. Tomó el cubilete lo sacudió con fuerza y lanzó los dados hacia el rostro del rapaz, mientras intentaba dar con su daga en el cuello del timador.
Nark, quien aún estaba en la barra conversando con el Gordo Amado, solo alcanzó a ver como el birlador salía silbando por la puerta de El Venado Negro.
Lendar se quedó sentado derramando vísceras sobre la mesa. Perdió las monedas y la daga.


Nota del autor.
Tomado de El Viaje de Braudo.

jueves, 20 de marzo de 2008

Epílogo (primera parte)

- Soltando mi mano, ella sonrió y dijo: ¿Sabes que cada acto tiene una consecuencia?

- Entonces magna deberá ser la consecuencia de haberme enamorado de tí - respondí yo, mientras buscaba su mirada.

viernes, 7 de marzo de 2008

Huellas

Allí están sus huellas.
Entre nenúfares y cielo.
Está la miel de sus piernas,
Y el amargo adiós de sus labios.

En tiempos de duendes, hadas y doncellas,
cabalgamos juntos a través de tierra yerma,
y encontramos el recodo a un valle
plagado de rocío y madreselvas,

Qué dolor me causa el recuerdo de tu piel morena,
¿Hace cuánto, eh, pequeña?
miro mis manos sedientas y
reconozco el olor de tu cuerpo en cada una de ellas.

No alcancé a decir palabra.
Nunca me dio tregua.
Su amor y su pena aún flotan en el aire
y tiñen mi inocencia.

Doy mil vueltas. No doy con ella,
Está aquí, de eso no tengo duda,
Huelo su perfume de miel, flores y ciruelas,
Doy mil vueltas. Veo en mí sus huellas.

miércoles, 20 de febrero de 2008

ESPEJO

Sabes que llevo la muerte pagada,

Y que no hay camino de vuelta,

¡Hey! Una buena ducha y a mirarse al espejo.

¿Qué diferencia hay entre el ayer y el hoy, de este día?


Llevo miles de cuentos en el bolsillo,

Y más de uno te has aprendido.

¿Volverás a casa desandando el camino?

Tengo una fábula completa si te vienes conmigo.


Mira pequeña, no es difícil dar con mi sendero,

solo pon una bota delante de la otra,

respira hondo y mírate al espejo.

No tengas miedo si notas que casi no existo.


Un anillo de nubes rodea mis bosques.

La flauta de un niño aún suena en mis oídos.

Pondré a calentar agua en la marmita,

Y beberemos té, como el primer día.


El alba llegará dentro de poco,

Y no es prudente que te espere en el camino,

Vente tranquila, a compartir mis pobrezas,

Ya llega la hora de los vivos.


Me siento confuso y a ratos vacío,

Parece que mi alma huye de nuevo,

Debe ser por las historias que llegan piafando,

Y se agolpan de pronto en mi pecho.


He descubierto un agujero en mi camisa,

Y por más que lo cubro con la mano,

las notas del mundo se escurren por mis dedos,

Creo que pagaré de nuevo.

martes, 29 de enero de 2008

LOS RIZOS DEL VIENTO...


Y al volar sobre las estrellas, y más alto que ellas,
Me senté en la más lejana, a pensar,
Había llegado a la cima del mundo,

Y no me había dado cuenta.


Allí vi el nacimiento del día y la bóveda oscura.

La plenitud del tiempo y del espíritu.

Allí pasaron ante mí susurros y voces; palabras y llantos,

Mi alma se echó a llorar y yo con ella.


Allí donde el segundo dura una vida,

Volví sobre mis pensamientos,

Había llegado la hora de volver a casa,

y no recordaba el camino.


Oteé en la oscuridad y no di con mi estrella,

¿Me habré perdido en el mundo, dando vueltas y más vueltas?

El atisbo de un recuerdo revoloteó en mi cabeza:

¡Vuela! ¡vuela! ¡se despidió ella!


Rendido y sediento, al fin, hallé la senda,

Era su voz, dulce, profunda y eterna:

¡Vuela ligero, no te detengas!

Ví la luz de sus ojos y llegué donde ella.


Bebí de sus manos y alzó mis cabellos,

Rozó mis mejillas y mi alma volvió desde el cielo,

Como un suspiro profundo, entregué mi cuerpo,

Ella calmó mi dolor y yo me sentí restablecido.


Solo unas noches más, soñé en su regazo,

Viví de sus labios, mientras que pude hacerlo,

Pero el destino reclama, siempre, lo que es suyo,

y debía partir a los confines del mundo.


“Mi destino aún es lejano y he de partir” – le dije –

Ven. Toma mi mano y caminemos un poco.

Ven. Que te mostraré por qué muero.

Ven. Te mostraré el sendero.


La última noche, dijo: “hasta pronto, yo aquí te espero”

Yo le dije: “No hay qué esperar, si dentro de ti, me quedo”

Ella lloró. Sus lágrimas hirieron mi pecho,

Y el tiempo se detuvo en ese instante.


“Sé tan mujer como sabes y sé más sabia que la vida.

Tus besos y caricias, ya no son más mías,

Cuéntale a él, quién soy y que no olvide

Que él nació entre amores y sino”


Abstraído en el encanto de sus ojos redondos, la besé y partí.

Aún no termino mi camino, y aún voy más lejos que lejos.

Ambos soñamos despiertos:

Yo recordando sus rizos y ella viéndonos crecer entre sus brazos.

VERA

"Perdido en las sombras previas al ocaso,
busque el brillo en la luz de tus ojos.

¿Y qué encontré?

Solo pasado, lágrimas y un cúmulo de tristezas.

Volteé aterrado buscando otro candil,
pero la noche ya había llegado"

LUNA

Ahí viene con el alba, corriendo, saltando. No da paz.

¿Quién te apura pequeña princesa?

El día es largo y el sol recién asoma.

La fragancia del jazmín empieza a entonar,

en aromas melodiosos “El canto de Luna”.

¡Hey! ¡Princesa! ¿Quieres bailar?

Ella ríe, se alegra y de sonrisas parece que estallará.

Se mece en un árbol, recoge la hojarasca,

se esconde debajo de una cáscara de nuez.

El viento vuela las hojas y mece el trigal. El día se acaba.

¡Princesa, ya no corras más! ¡Te voy a cantar!

La he encontrado arrullada en la enredadera.

Tiene una maraña por cabellos y manitas de algodón,

Un bollo de miel en su sonrisa y son rosas sus mejillas.

Y en sus ojos hay la vehemencia de mi Dama.

¿Tienes frío Princesa? Mi capa te dará abrigo.

Descansa en mis brazos, te llevaré al hogar.

“Dama nueva, nueva noche” es lo último que oirás.