miércoles, 30 de diciembre de 2009

Nada ha cambiado

Devaneo con el alma a rastras por las calles de Lima:
por las mismas aceras y las mismas esquinas
están las mismas vilezas, las mismas burlas mezquinas
hago el mismo cansado recorrido de aquellos - ahora lejanos - días.

Miró con recelo la puerta de la que fue tu casa
cuento los pasos que me llevan a la avenida
Nada ha cambiado. Tan solo ya no estamos
ni tu del otro lado ni yo esperándote en la vereda.

Los ecos que devuelve la calle me parecen tan familiares
algunos volvieron cargados de vívidas imágenes
y ese último me llegó con tu aroma corporal
que maldita sea, nunca pude olvidar.

Arañé tu puerta más que por placer, por no dejar
y seguí el angustioso recorrido por esta nueva ciudad
entre el delirio de sentirme ahora, por unos instantes, solo
y con la puta idea de no saber qué quiero encontrar.

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